Tras un acalorado debate el pasado viernes por la mañana, el Parlamento turco aprobó una nueva ley que, a falta de que la firme el presidente del país, limita en gran medida la promoción y distribución de alcohol.
A partir de ahora:
No existirá publicidad alguna sobre el alcohol.
Bares o tiendas que quieran empezar a venderlo, solo podrán hacerlo si están a más de 100 metros de una escuela o de un templo.
Las cadenas de televisión estarán obligadas a difuminar las imágenes de películas, series o vídeos musicales que puedan incitar a beber alcohol.
los bares, restaurantes y tiendas no tendrán permitido mostrar logos o marcas de estos licores en sus paredes o mobiliario.
Las tiendas y supermercados no podrán vender estas bebidas desde las diez de la noche hasta las seis de la mañana. Además, tampoco podrán exhibir botellas o latas en sus escaparates o a través de las puertas o ventanas y no podrán ofrecer descuentos o promociones de bebidas alcohólicas.
Por su parte, las marcas de estas bebidas estarán obligadas a mostrar advertencias en la botella o lata sobre los riesgos del consumo de alcohol para la salud, de una forma similar a como es norma en muchos países para los paquetes de tabaco. Además, tampoco podrán patrocinar o promocionarse en eventos deportivos o festivos, como conciertos. Y la ley también endurece las penas para los conductores que den positivo en los controles de alcoholemia.
Según Musa Cam, diputado del Partido Popular Republicano, en la oposición: “Se trata de una imposición religiosa e ideológica, no es una lucha contra los males del alcohol sino un intento de rediseñar la sociedad según sus creencias y su estilo de vida”.